Sabia que a leguas inciertas
su hado marcaba un abismo,
ese abismo que cruza el suspiro
encarnizando los deseos de jamas dejarte.
Y entonces me consuela, o creo al menos,
que no somos madera cortada por la misma cierra,
ni horizonte que se ampara bajo una misma mirada,
daltonica, anacrónica, miope y tal vez errada.
Si algo rescato entre esas horas escurridas,
siendo fiel a mi bipolaridad, tan presente y austera,
doblego a mis sentimientos a no pesar sobre tu ausencia,
ni a tu partida a ser fantasmas en mis horas de nostalgia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario