Esta hecha a su medida,
a veces cree soñarla,
a veces cree alcanzarla.
Se limita observarla
y ve como en el reflejo de sus ojos
ella también la mira,
atónita, confundida, desviada.
Preguntas urgentes de respuestas,
preguntas que escapan por el aire.
sonríen y sin embargo siguen ahí, abandonadas.
El frió tiembla en sus fauces
acaeciendo el soport de la noche en sus pechos
y cree sentir sus brazos,
pero sigue inmóvil, casi petrificada.
Y sientes que se escurren las horas
y te da miedo perderla;
Dos cuerpos iguales de realidades diferentes,
de colores quebrados, aguados, poseídos.
Ella es sobre la superficie del cristal
una imagen onírica que se desprende;
Aborrece tus abriles virginales,
corrompiendo sus deseos al tacto de su sexo;
y ese asco gélido regurgita desde adentro.
Mírala gozando, envidia su deseo.
No te apartes de la distancia
en esa soledad donde ella (acaso tu?)
salva lo que duerme calmo dentro.
Explota en sus entrañas
lo que tu reprimes por vergüenza.
Eh ahí la puta, eh aquí la santa.
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