Tus prendas van fingiendo incomodidad en tu materia,
suavemente deciden caer deslizándose al suelo.
La bitácora de tus pasos conducen al cuarto de los deseos,
lugar de la quimera en potencia, recinto de amor sin recelo.
Finjo cordura al explorar cada centímetro de tus curvas,
no quiero parecer impaciente, pero mis dedos no están de acuerdo.
Que queda para la imaginación si ya lo mentado no es ciencia,
tu cuerpo virgen, piel de seda es postal sobre los aposentos.
Insinúas un juego inocente mordiendo con tus labios el deseo,
te diviertes con el aire respirando unos jadeos frenéticos.
El pulso ya no sigue el compás, se acelera en las venas,
produciendo un cierto éxtasis de vehemencia ardiente.
Como fiera al asecho, asalto impúdico el manantial de tu cuello,
lugar indicado donde se suicidan dulcemente mis labios,
ahogándose en el abisal y rico aroma de tus cabellos,
deseando ahorcar los pecados de la lujuria en la lampara de noche.
La demasía de amor que acontece, ambos lo sabemos...
puro extasis!
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