“No se si ser escéptico ante las casualidades, pero hoy siento como si mi vida hubiera dado un cambio relevante sin haberlo estado esperando o planificado, pues será así que funciona el mundo. Las personas llegan sin avisar; cuando uno ni siquiera las busca simplemente las encuentra.
Ella es una hermosa mujer, llevo horas de conocerla y creo que no necesito mas tiempo para seguir conociéndola. Como todos, tiene sus misterios, algo significativo pero no excluyente. Siento un profundo deseo de tenerla entre mis brazos, es una atracción imposible de explicar, una atracción intacta, en estado inocente.
La platica sobre las estrellas y los milagros demuestra que es un ser apasionado por la vida y por todo lo que hay en ella. Es como si sus energías viviesen canalizadas a la percepción de “cosas insignificantes convirtiéndolas en momentos confortables”...
Una dualidad recorre mi cuerpo, esa dualidad de felicidad y miedo. Felicidad por haberme cruzado con ella en el camino y miedo de que mañana ese camino se separe. Felicidad de recibir todo y miedo de no saber como corresponder. A lo mejor estoy comprando ilusiones que ella no me ofreció, seria correcto no adelantarse tanto para evitar el sufrimiento, solo limitarse a dejar que la situación fluya sin tratar de alterar su rumbo natural.
Lo cierto es que si mañana no supiese nada de ella, el dolor seria inevitable de todas formas. En este caso hubiese preferido indudablemente que el mundo pereciera en aquel abrazo tan cálido que me lleno de alegría…”
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