martes, 15 de marzo de 2011

PENAS URGENTES, LETRAS DE EMERGENCIA

Hace un poco de frío y la llovizna muere en el asfalto.

Son casi las seis o siete de la tarde; todas las cuadras que camine, cada baldosa que pise, casa semáforo en los que me detuve, cada vez que levante la vista, en fin, todo sigue igual que cuando me fui.

Un aire de nostalgia invade mis pulmones. Recorrí lentamente la ribera del río Xibi Xibi, que atraviesa la ciudad a lo largo. Las bocinas, los rostros, los edificios, la gente esperando el colectivo, todo me parecía extraño.

No recuerdo cunado fue la ultima vez que estuve por estas latitudes, pero estoy seguro que han pasado siglos o milenos, mas allá que no hace más de 2 años que me fui de aquí.

Deambulando como turista perdido o peor aún, como un naufrago sin brújula, pase por donde antes funcionaban las instalaciones del correo Argentino, Independencia y Lamadrid, si mal no recuerdo el nombre de las calles; en la esquina frente a un kiosco de revistas, todavía pienso si fue por un acto autómata o por esas cosas de la vida que uno no encuentra explicación. Lo cierto es que estaba allí el libro que andaba buscando hace tiempo, confieso que lo he buscado bastante y ahora, que sorpresa, lo tengo en mi bolso.

Seguí divagando calle abajo por la Belgrano. La gente todavía no invadía sus veredas, uno que otro negocio estaba cerrado.

Los pocos rostros ajenos que iban quien sabe a donde no me observaban, por un instante me sentí invisible, tuve la certeza de que nadie notaba mi presencia. Ahora que lo pienso no tenían porque hacerlo, después de todo era uno mas de los tantos desconocidos que transitaban  por ahí.

Pensé en llamar a dos amigos que no veo hace longevo tiempo, largos meses; recordé que uno a esas horas debería estar trabajando y que él otro, según me había comentado en una platica efímera dos días atrás vía on-line, rendía una materia de la carrera que cursa.

Paso a paso, deteniéndome en cada detalle, admirándome por lo que creía conocer (ahora me doy cuenta que realmente no conocí nada del lugar que me acuno diecisiete años) descubrí que al lado de la Biblioteca popular había un pequeño habitáculo donde se exponían unas obras pictóricas de algún artista que no recuerdo el nombre. Entré decididamente allí. Solo había tres personas allí dentro: dos mujeres, una que parecía ser periodista o algo del rubro, porque hacia preguntas que iba anotando a las respuestas de la segunda mujer, que estimo que era la artista. La tercera era un hombre parado allí en medio del pequeño salón. Su rostro carecía de expresión alguna, su mirada no se interesaba por ningún cuadro, daba la sensación de estar esperando a alguien. 
De los tantos lienzos que se disponían por la sala, solo tres me llamaron la atención.



El 1ro y el 2do creo que fue por esa compatibilidad que existe entre la mujer y la música; curvas que inspiran a moldear cada instrumento musical, con ese condimento esencial de darle melodía la voz femenina cada vez que suena algún acorde en ellos. Pero sin embargo,  el 3ro fue el que más acaparo mi atención. A pesar de que no es extravagante y que carece de originalidad, creo que la visión me llevo a pensar en muchas cosas. Una puerta sin paredes, una puerta abierta que espera ser atravesada por alguien, o que a lo mejor es el corazón del artista que trata de materializar en un cuadro la espera de alguna persona. Vaya Dios a saber. 
Mi perspectiva, particularmente, fue que, más allá de esa puerta estaba la libertad. Que raro no? Si somos libres: Por que tal sentimiento? Creo que debo analizar más a fondo ese tema, sin embargo tengo retazos que podrían ser posibles variables, pero creo que no es preciso redundar sobre un sentimiento que no logro visualizar claramente sobre ese cuadro en particular.

Salí de ese recoveco y seguí caminando. Pase por la plaza central, la cual no recuerdo el nombre o quizás nunca lo supe, no se. Esta parte trae a mi memoria una anécdota que leí hace algún tiempo atrás, la cuál versa sobre un astronauta, que después de llegar de su viaje de la luna un reportero le pregunta: que fue lo primero que sintió o pensó al poner el primer pie en la luna? Él simplemente le contestó: que hermosa se ve la tierra desde allí arriba. Tuvo que realizar ese viaje para darse cuenta que el lugar donde habitualmente desarrollaba su vida era hermoso.
Esto traducido seria: será que nunca tuve en cuenta o no me importo el nombre de la plaza en la cual pase lindos momentos, tan lindos que volver a ella me transportaba en esa dirección?. Creo que es otro tema que debería analizar.

Entre Independencia y Gorriti se detuvo el tiempo, hasta creo haber perdido el pulso un instante. En esa esquina, que para muchos importa poco, tomaba todos los días el colectivo que me llevaba a casa, el 11D

Y pensar que estuve a un colectivo y 20 minutos de viaje para visitar a mis padres... Que cobarde soy!.

Después de tomar la fotografía (no me ayudo el contra luz, pero que bueno, no soy fotógrafo!) una chica, de no más de 20 años, se acerco a preguntarme: por que  sacas fotos a un poste?. Su intriga era tan grande como mi nostalgia... Sentí que las lágrimas iban desgarrando mis ojos y que un aguacero de penas o recuerdos iba a fluir por ellos. Fingí no escucharla, guarde mi cámara y haciendo como si nada pasara, huí sin pensarlo. Creo que ella se merecía una respuesta tanto como mis padres una visita...

Me senté en un banco de aquella plaza, y con la cara al cielo, cubriéndose de una débil llovizna, dejé caer una lágrima, una mezquina lágrima, una lágrima tan cobarde como él que las derrama. Confieso que necesitaba de ella, de la mujer que ronda mis sueños, la dueña de mis "te quiero". Pero esta lejos. Tuve que resignarme  a esa soledad tan sicaria del momento.

Tal vez me cuesta aceptar que mi auto-exclusión se debe a alguna culpa que me persigue, de la cual no quiero hacerme cargo.

Ahora que lo recuerdo vine por algún trámite que tenia pendiente, lo cierto es que afuera siguen lloviendo gotas  de melancolía o de nostalgia. El café esta frío y el mozo me mira como cuestionándome. Acabo de darme cuenta que el cenicero rebalsa de cenizas...

No me espera nadie, que solo me siento...

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