martes, 1 de marzo de 2011

MIS HORAS SE LLAMAN TÚ

Al crepúsculo, cuando ya perecen las sombras,
la agonía llega a su fin cuando me pierdo entre tus brazos,
un camino de ida del cual siempre deseo perder el rumbo
para no emprender nunca el regreso.

A contra mano de otras historias
no hace falta que te diga con palabras
lo que tu ya sabes cuando te miro,
lo que esta de mas cuando te beso.

Y pensar que a veces no puedo sofocar lo que quisiera gritarte...

Si supieras que cuando estuviste tan lejos como las estrellas,
en mis noches de insomnio, a veces con los ojos cerrados,
mis manos flemáticas con prudencia y amor,
te han desnudado entre las sabanas que lloraban tu ausencia.

Ahora que estas cerca, la noche deja de ser trágica,
solloza en ella tu voz como miel, dulce melodía en mi oídos;
y tiemblo si te toco y mas aun si te marchas,
y me dices te quiero y el mundo se detiene,
y se detiene el mundo cuando no puedo escucharte.

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