martes, 11 de enero de 2011

ASÍ ESTAMOS

No soy ni el polvo de los pies de esos,
los que cuelgan de sus entrañas rosas sin espinas,
que callan con el día cuando el sol se divorcia de la oración
y se oculta en el recelo de las noches de estrellas con insomnio.

Por si no te has dado cuenta, siego no eh sido,
pues eh visto florecer la primavera,
cuando inevitablemente iba muriendo otro invierno
que era velado con lágrimas de otoños que se dejaron en el tiempo.

Sin embargo -y digo sin embargo porque considero no es casualidad, sino pura realidad-
cada tanto una lágrima brota de un verano, gestándose en el lecho de tu cuerpo,
que se atrasa para llegar cuando los lapachos dejan de embellecer las calles 
por las cuales mas de un alma deambula en busca de eso que todos perdemos,
al perderte, sabiendo que no somos parte de este juego.

Tiempo.

un instante de silencio suena a segundos en los que un grito desesperado te llama;
aclamando en su queja tu nombre que hace eco al viento que viene de lejos.

Mujer te absorto del misterio que ocultas, cuando me quitas eso que tus labios dibujan en cada beso.

Al decirte que no pertenezco al polvo de los pies esos, 
quiero que tengas en claro, que esos -que alguna vez fueron ellos-
son los que dejaron en ti esa cicatriz que desididamente estoy dispuesto a cerrar,
no con agujas e hilo, sino con el único remedio que la vida me enseño
cuando tu, espíritu puro, de alma virgen, de cuerpo inexplorado,
entraste en mi noche como yegua salvaje,
errante al galope de la horas que asesinas cuando te marchas,
cuando de extrañar se trata,
cuando de amarte es la cuestión.

Que tu sin saber me has enseñado,
que yo sin querer eh aprendido.

Tu mi maestra, yo tu discípulo.

escrito a J algún tiempo atrás...

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