En la verbena taciturna del invierno
se pasean tus sombras desnudas
vislumbrando lo que la luna no percibe
ni el lago promete en su reflejo.
Son casi las veintidós horas
y ya se siente el aroma a sahumerio
sutil quimera de éxtasis por tu cuello,
piel de niña virgen, cuerpo de mujer ultrajado
Cuerpo sazonado de historias pasajera
que en algún lugar de la memoria descansa,
herederas de las sabanas que te envuelven,
esclava de los prejuicios que te someten.
Para muchas eres la puta, la cualquiera,
la que no siente, la que solo se entrega.
Pero muchas no saben que sus hombres te desean
abrazan tu ausencia, acompañan tu soledad
tan concurrida de nostalgias, de rostros de vos,
de besos bienvenidos que nunca han de volver,
porque vos sos la otra, como quien dice "un pasatiempo"
Sin embargo es de alondra tu cuerpo,
da lo que puede sin pedir limosna a cambio
y no tiene vergüenza de frustrados sentimientos.
Pueden humillarte de mil formas,
mil quinientas no bastan.
Mas allá de no ser dignos de muchas cosas,
los que te buscan creen merecer, o al menos intentan creer,
la dulce miel que tus labios regalan en cada beso,
fingiendo un te quiero disfrazados de lágrimas salinas
que tu pecho desahoga en profundo silencio.
Para muchas eres la puta,
para pocos eres mas que eso...
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